Redacción

La torta de tamal es un alimento emblemático de la Ciudad de México (CDMX), de esos bocadillos que no pueden pasar desapercibidos por su peculiaridad. Y es que es común ver en cada esquina de la capital del país un puesto de venta de tamales, o el aclamado carrito con su llamativo mensaje: “¡Lleve sus ricos tamales calientitos!”.

El tamal, ese alimento de maíz cortado, secado, molido, para luego ser preparado y envuelto en una hoja del mismo cereal junto con una salsa y un poco de carne de puerco o pollo, es el platillo predilecto de los trabajadores madrugadores y de cualquier persona que se cruce con su característico olor durante las mañanas en la CDMX.

Dicho manjar puede ser preparado con una gran variedad de rellenos, así como degustado en diversas presentaciones, ya sea recién salido de la olla, frito o dentro de un bolillo. A esta última presentación se le conoce como Guajolota.

No obstante, pese a ser uno de los alimentos más consumidos por los capitalinos, pocos conocen su origen o-en su defecto- el origen de su nombre. Sin embargo, tampoco es algo fácil de rastrear, pues de acuerdo con diversas fuentes, su procedencia podría tener al menos 200 años.

¿Por qué se les dice guajolotas a las tortas de tamal?
Existen varias teorías sobre cómo surgió este manjar callejero, aunque al momento ninguna ha sido validada. La primera de ellas narra, de acuerdo con la historiadora Sofía Guadarrama Collado, que tuvo sus inicios en el municipio de Tulancingo, Hidalgo en donde la dueña de un puesto de comida ofreció una cena a sus clientes durante las fechas decembrinas. Como platillo les sirvió una torta de enchilada, a lo que -con ironía- lo señalaron como su pavo o guajolote; comida favorita en la cena navideña.

Sin embargo, dicha teoría tiene múltiples versiones, aunque el desenlace sea el mismo. Una reinterpretación de la historia apunta que fue un grupo de ingenieros los que acudieron a Tulancingo a realizar trabajos de electricidad durante la Navidad. Al estar hambrientos, se acercaron al puesto de comida de una mujer que ya no tenía mucho que ofrecerles, por lo que les sirvió la típica enchilada -la cual consiste en una tortilla frita cubierta de salsa y otros aditamentos- dentro de un bolillo; reveló el historiador culinario José N. Iturriaga para el sitio web Animal Gourmet.

Sin embargo, otra idea, señalada por Iturriaga como la verdadera, describe que la famosa guajolota nació en Puebla, aunque no precisamente como un tamal en medio de un bolillo, sino que se trataba de un pambazo con enchilada dentro, el cual era un alimento que comúnmente se degustaba en las tardes

De esta manera, asevera el historiador, los habitantes de la Ciudad de México tomaron el nombre para referirse a un alimento similar compuesto por masa dentro de masa: la torta de tamal, con la diferencia de que éste se consumía en las mañanas.

En cambio, para Guadarrama Collado ninguna de las teorías anteriores tiene la solidez suficiente para ser consideradas como verdaderas. Para la experta, la guajolota es un alimento chilango y mestizo por naturaleza, pues conjuga dos alimentos característicos de dos culturas, el “tamalli” mesoamericano y el pan de los europeos.

Una tercera teoría apunta que la palabra guajolota viene de huexolótl que significa “gran monstruo”, pues alude a un guajolote macho de gran tamaño. A estos animales se les engorda con maíz para su consumo, por lo que de ahí podría derivar el nombre de la torta de tamal, por monstruosa y con la cantidad suficiente para engordar