Por José Hermilo Amezcua

El futbol en Brasil es más que un deporte. Es cultura. Es un estilo de vida. Es pasión que está instalada en su genética desde el primer día en que rodó un balón en su territorio, allá por abril de 1895.

Reservado exclusivamente para los blancos y los más ricos, el futbol era una actividad donde los mulatos, los negros, los pobres y los indígenas no tenían posibilidad alguna de practicarlo.

Importado de la Inglaterra victoriana, este deporte se caracterizaba por la formalidad de los jugadores y del público, quien asistía a los juegos elegantemente vestidos, mientras en la clandestinidad, las clases menos favorecidas improvisaban el juego en cualquier potrero con un balón formado de trapos y bolsas de plástico.

Fue hasta 1923, cuando esa división terminó después de que el equipo Vasco da Gama, fuera campeón de la competencia local, con un equipo que incluyó a negros, mestizos y blancos de origen humilde.

Con la revolución racial, el futbol brasileño se convirtió en una potencia y su territorio comenzó a formar una escuela única al combinar la alegría, la picardía, la habilidad y la pasión de su gente, con la facilidad para jugar con un balón.

En poco tiempo, el futbol en Brasil adquirió una popularidad inaudita y su práctica se hizo común en cada rincón del país, transformándolo en casi una religión.

Ser futbolista profesional, se convirtió en una actividad aspiracional y casi obligatoria. Muchos lo intentaron, algunos llegaron rompiendo barreras y paradigmas que los colocaron en el olimpo de triunfadores.

El 23 de octubre de 1940, en Minas Gerais, nació uno de ellos, Edson Arantes do Nascimento, mejor conocido como Pelé, el futbolista más importante de la historia y el máximo exponente del futbol brasileño hasta la fecha.

Hijo de Joao Ramos y María Celeste Arantes, comenzó desde muy pequeño a jugar futbol. A los 15 años se integró a las fuerzas básicas del Santos de Sao Paulo, donde muy pronto comenzaría a escribir su leyenda.

El 16 de julio de 1950, el pequeño vio llorar a su padre por la derrota de dos goles contra uno de la selección brasileña ante el equipo de Uruguay, en el juego final la final de la cuarta edición de la copa del Mundo, celebrada en Brasil.

Edson se acercó, lo abrazó y le prometió que ganaría la Copa del Mundo en honor a él y  a su familia. En muy poco tiempo esa promesa se haría realidad.

En Suecia 1958, Edson Arantes, con tan sólo 17 años fue la revelación de ese Mundial, convirtiéndose en el jugador más joven en consagrarse campeón del Mundo.

Lo prometido a su padre llegó ocho años después. La frágil figura de Pelé se transformaba en la de un genio del balompié. La fama llegó muy rápido a su vida.

Cuatro años después, en Chile, Pelé no pudo terminar la competencia debido una lesión ante Checoslovaquia, sin embargo, el conjunto brasileño pudo conquistar el título mundial.

En Inglaterra 66, el combinado sudamericano tuvo una de las peores actuaciones en su historia y fue eliminada en la primera ronda. Pelé, agobiado por ese fracaso y los constantes ataques a su indiscutible habilidad y talento, decidió renunciar a la selección.

En el ámbito local, Pelé ofreció con el Santos verdaderas demostraciones de calidad futbolística. Ganó 10 campeonatos paulistas, conquistó 2 veces la Copa Libertadores (1962-1963), una Copa Intercontinental y el Mundial de Clubes también en 1962.

En 1970, después de varios intentos de reincorporarlo al representativo brasileño, Edson Arantes do Nascimento, aceptó para volver con más experiencia, más talento y dispuesto a seguir colocando su nombre en el pedestal de los inmortales.

El escenario para el lucimiento del Rey sería en canchas mexicanas. El estadio Jalisco y el Azteca fueron testigos de su calidad y la de sus compañeros, que hicieron posible, uno de los triunfos más disfrutados por los brasileños y para todos los amantes del futbol del planeta.

Así, el 21 de junio de 1970, Brasil vencía a Italia con un marcador de cuatro goles contra uno en la gran final para conquistar el campeonato del Mundo. Pelé abrió el marcador, su actuación fue simplemente extraordinaria.

Cuatro años después con la gloria en sus manos, Pelé no quiso representar a la selección de su país en el mundial a celebrarse en Alemania, como protesta por la dictadura militar que se había instalado en Brasil encabezada por el general Ernesto Geisel.

En octubre de 1974 anunció su retiro del futbol, sin embargo, una jugosa oferta del Cosmos de Nueva York, en la naciente liga de futbol soccer en Estados Unidos, hizo que Pelé reconsiderara su decisión para vestirse de blanco.

El primero de octubre de 1977, jugo su último partido en un encuentro entre el Santos de Brasil y el Cosmos de Nueva York.

Terminó su carrera con 1281 goles en 1363 juegos, lo que le convierte en uno de los goleadores más prolíficos de la historia. En 1999 fue elegido el mejor futbolista y el atleta del siglo XX.

Pelé representó la perfección en el futbol. Ambidiestro, definidor natural, gran cabeceador, con gran visión de juego, excelente pasador y con un dribbling inigualable.

Ese era Pelé. Ese era Edsón Arantes do Nascimento, Ese era simplemente el Rey Pelé, una estrella que este miércoles 23 de octubre de 2019, cumple 79 años de edad…