Por Jhad
Mucha polémica ha causado la presencia de youtubers en la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador. El argumento principal del desacuerdo es que muchos de ellos no cumplen con la norma esencial y básica del periodismo, que es la informar sobre todos los asuntos relacionados a la cosa pública por el bien de los ciudadanos.
El noticiero estelar matutino del tabasqueño, se ha convertido en un fenómeno mundial debido a lo novedoso del formato y sobre todo por el impacto que tiene ante la opinión pública y el elevado número de rating que mantiene.
En ese espacio, los reporteros llevan preguntas y el presidente contesta directamente o bien lleva al funcionario indicado para que aclare las dudas que surgen. Sí, Andrés Manuel López Obrador, marca la agenda pública todos los días de la mayoría de los medios de comunicación o de casi todos.
Llama la atención que dentro de los cuestionadores aparecen personajes que no representan a los medios de comunicación convencionales, y cuyas preguntas normalmente están fuera del contexto noticioso del momento, lo que disuade la conferencia y en ocasiones se desvían los temas importantes para darle paso a lo irrelevante.
Está claro que el presidente y su equipo de comunicación social han inaugurado una nueva opción para informar a la opinión pública, lo que refuerza su valiosa política de respetar la libertad de expresión sin filtros, transparente y sin censura.
En la tribuna mañanera, el presidente ha aguantado a pie firme los embates de reporteros bien informados que buscan la noticia y aunque en ocasiones se moleste o no conteste lo que le preguntan, nadie ha sido censurado.
Los hay quienes simpatizan con la cuarta transformación y quienes son opositores al nuevo régimen. Y ahí nada se discute. Las ideologías son respetadas sin distingo. Lo que refuerza y confirma la posición democrática del presidente.
En ese tenor, existen periodistas que se han convertido en excelentes youtubers porque han logrado combinar perfectamente la seria labor informativa con el efecto inmediato y eficaz de las redes sociales. Es algo que se agradece y aprecia debido a que sirve y es útil.
Por otro lado, alejados de esa inercia y fuera del contexto social y sin una postura periodística, aparecen en escena algunos de esos personajes, a quienes se les permite realizar preguntas cómodas y planteamientos simples y de poca importancia. Son ajenos al oficio y desvirtúan el sentido de la información.
Desde: ¿Cómo amaneció señor presidente? ¿Qué vitaminas toma para aguantar el ritmo señor presidente? Hasta loas insalvables y vanas como: “Señor no puedo cuestionarlo”. “Esa valentía que ha mostrado para enfrentar a todos los poderes fácticos hizo que se ganara mis respetos”. “Lo admiro porque se levanta muy temprano”. Preguntas que obviamente no trascienden ni importan.
Y son esos actos que demeritan la actividad periodística porque lejos de cumplir con la función de informar, se realiza un espectáculo que sirve de mofa para ellos mismos y en ocasiones la burla llega hasta al mismo presidente.
La necesidad de obtener más seguidores motiva que los nuevos opinadores busquen la manera de entrar a la mañanera y con la paciencia de un santo, esperan que el dedo del presidente les dé la palabra.
Ya con el micrófono en mano, no desaprovechan la oportunidad y comienzan los elogios al mandatario. Aunque nunca lleguen las preguntas serias, para ellos la misión se ha cumplido. Su portal y nombre fueron escuchados por la elevada audiencia.
Desde luego que la apertura que muestra el nuevo gobierno es digna de aplauso. Este nuevo concepto de información es todo un éxito. Sin demeritar el esfuerzo de los youtubers que asisten a las conferencias, es necesario que se tomen acciones que permitan cambiar con ese formato de preguntas sin sentido.
En esta prueba comunicativa de ensayo-error de la presidencia de la República, destaca la pluralidad de ideas y el respeto a la libertad de expresión, pilares fundamentales para la democracia.
Este escenario inédito ha dado cabida a nuevas formas de comunicación. Los medios tradicionales se han visto rebasados por las redes sociales y la batalla se ha puesto interesante. Hoy, los contenidos son variados y atractivos.
Quien dé a su audiencia calidad, veracidad y certeza, seguirá marcando el camino. Es preciso indicar que México necesita comunicadores responsables, críticos y objetivos, sin importar el medio.
La función primordial del periodista o youtubero, es informar de las cosas públicas para el bien del país, eso es claro. De no hacerlo, simplemente el ejercicio solo será para aparecer como aplaudidor. Esa es la polémica. Al poder se le cuestiona, no se le adula.