Por Silvia Hernpandez
La decisión del gobierno mexicano de prohibir la importación de cigarros electrónicos impactará al consumidor por el crecimiento que mostrará la oferta de productos de dudosa calidad a través del “mercado negro”, alertó el activista español Julio Ruades, mejor conocido como “El Mono Vapeador”.
En este sentido, el activista en favor del vapeo advirtió que la experiencia internacional demuestra que aplicar arbitrarias restricciones en contra de determinados productos, como los vaporizadores, lo único que provocan son riesgos para los consumidores, pues son quienes quedan indefensos ante la creciente avalancha de productos que se oferta en la ilegalidad, sin garantía ni regulación alguna.
“Cualquier país que imponga una legislación negativa favorece el mercado negro eso es inseguridad para los usuarios podría suponer aumento de precios: los gobiernos tienen que darse cuenta que las legislaciones son necesarias pero legislaciones justas”, afirmó.
Al respecto, cabe recordar que el pasado 19 de febrero, a través del Diario Oficial de la Federación (DOF), se publicó un decreto presidencial, mediante quedó prohibida la importación de cigarros electrónicos, “como parte de las acciones del Gobierno mexicanos para proteger la salud de los mexicanos”, bajo el argumento de que el aerosol procedente de estos dispositivos “contiene más metales pesados que el humo del cigarro tradicional”.
Sin embargo, una semana después, a través de un reporte, el Centro para el Control de Enfermedades y Prevención de Estados Unidos de América (CDC, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, dictaminó que la causa principal del brote de muertes y pacientes asociados a enfermedades pulmonares observado en la segunda mitad de 2019 fue por el vapeo de acetato de Vitamina y THC, con lo que deslindó a los cigarros electrónicos de los decesos y problemas de salud mencionados.
Por ello, “El Mono Vapeador” confió en la prudencia de las autoridades mexicanas para dar marcha atrás a la restricción mencionada y apueste por una regulación para la compra, distribución y venta de los vaporozadores, como parte de una política pública enfocada a combatir el tabaquismo.
“Yo era uno de los mayores que estaba convencido en fumar y no tenía interés de dejarlo; en esa situación están muchos fumadores y entonces de un día para otro vi que el vapeo me funcionaba, me quitaba las ganas de fumar, y entonces vi que esto podría ser un nuevo principio y por lo tanto decidí ya no volver a consumir tabaco”, comentó.
Por lo anterior, el activista español confió en que los encuentros que tendrán lugar esta semana en la Cámara de Diputados por parte de vapeadores y empresas proveedoras de cigarros electrónicos logren impactar en la sensibilidad de legisladores y autoridades para encontrar una salida justa en este caso.
“Tanto el colectivo de vapeadores como las empresas en México tienen que ir juntos; las enfermedades derivadas del consumo del tabaco son mucho más de lo que pueden generar el vapeo”, afirmó.