Redacción
México debe avanzar en formular una regulación específica para la distribución y venta de vaporizadores, como parte de una estrategia para combatir el fenómeno del tabaquismo, frente a las 147 personas que mueren por enfermedades relaciones al consumo de tabaco.
Y lo anterior, porque de acuerdo con estudios realizados por el Cancer Research UK (reconocido instituto internacional en la lucha contra el cáncer), los vaporizadores o cigarros electrónicos se han constituido como una opción acertada para todos aquellos fumadores de tabaco que desean dejar esa actividad.
De acuerdo con el estudio, los dispositivos electrónicos no exponen a los consumidores, ni a su entorno, a las sustancias tóxicas ni cancerígenas de los cigarros tradicionales, debido a que, directamente, no contienen tabaco.
Lo que sucede, es que el funcionamiento de los vapeadores no se basa en la tradicional combustión del tabaco y el papel, que produce un gran número de sustancias tóxicas que son absorbidas por el organismo al inhalarlas, sino que utilizan el vapor para hacer llegar la nicotina a los pulmones.
Asimismo, el Cancer Research UK, publicó recientemente un estudio en el que, por primera vez, se analizaron la saliva y la orina de usuarios a largo plazo de vapeadores y de cigarros convencionales. Los resultados arrojaron que los ex fumadores que cambiaron a vapeadores tenían niveles significativamente menores de sustancias químicas tóxicas y cancerígenas en sus organismos que los fumadores.
La preocupación radica en que México es uno de los pocos países en el mundo en el que ún están prohibido los vaporizadores, junto a Venezuela, Tailandia, Omán o Singapur,
Por lo anterior, resulta necesario que México avance en la definición de una regulación específica para la distribución y venta de los vaporizadores, es decir, ajena totalmente a la que ya aplica sobre el uso del tabaco, bajo la realidad de que vapear no es fumar.