Por Alejandro Durán
El COVID-19 impactó a la actividad industrial del país, al caer en abril pasado 29.3 por ciento a tasa anual, lo que constituyó el mayor descalabro del que se tenga registro (desde enero de 1994).
De esta manera, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la actividad industrial nunca había reportado una caída de tal magnitud; la mayor caída previa se remonta a octubre de 1995, cuando el sector se desplomó 17.5 por ciento, por lo que es claro que la emergencia sanitaria por el COVID-19 provocó a la industria del país un golpe mayor que la llamada “Crisis del Tequila” de 1994.
En aquél entonces, el “llamado error de diciembre de 1994” provocó que la actividad industrial llegara a acumular una racha de 12 meses con datos negativos (siete de ellos de doble dígito).
Actualmente, con la caída de casi 30 por ciento de abril pasado, el indicador ya liga 14 meses a la baja (uno de ellos con doble dígito).
Al respecto, analistas explican que la causa de la presente racha negativa no sólo es por los efectos de la emergencia sanitaria (la suspensión de actividades productivas comenzó a mediados de marzo), sino por la incertidumbre generado por el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y a las políticas públicas implementadas por el presidente Andrés Manuel López Obrador, como la cancelación unilateral del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México en Texcoco.
De acuerdo con el INEGI, la caída de 29.3 por ciento que registró la actividad industrial en abril pasado fue resultado del comportamiento negativo que reportaron sus cuatro principalmente componentes.
Así, mientras que la Minería retrocedió 3.6 por ciento, mientras que la construcción se desplomó 38 por ciento, en tanto que la manufactura bajó 35.3 por ciento y el sector de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, suministro de agua y gas por ductos al consumidor final cayó 3.5 por ciento.
Cabe mencionar que todos los subsectores que conforman la actividad fabril reportaron números negativos, a excepción del rubro de la industria alimentaria y servicios relacionados con la minería. Los sectores que reportaron los mayores tropiezos fueron curtido de piel (-86.9 por ciento); fabricación de equipo de trasporte (-85.3); y fabricación de prendas de vestir (-77.9 por ciento).
En términos acumulados, resultó que en el primer cuatrimestre del año, la actividad industrial reportó una caída de 9.3 por ciento con relación a lo reportado en el mismo periodo de 2019. En su comparación mensual, el indicador cayó 25.1 por ciento de marzo a abril de este año (según cifras ajustadas por estacionalidad).
Al respecto, José Luis de la Cruz, asesor de la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN), dijo que dichas cifras representan “de la recesión industrial a la depresión industrial; la mayor caída desde que se tienen registros mensuales y trimestrales; sin una estrategia de política industrial, México vivirá las consecuencias”.