Redacción

Una tercera dosis de la vacuna de Pfizer contra el COVID-19 mejoró significativamente la protección frente a la infección y enfermedades serias entre personas de 60 años de edad y mayores en Israel, comparado con quienes recibieron dos dosis, mostraron este domingo las conclusiones publicadas por el Ministerio de Salud israelí.

Los datos fueron presentados en un encuentro de un panel ministerial de expertos en vacunas el jueves, y descargados a su sitio web el domingo, aunque los detalles completos del estudio no fueron divulgados.

Las conclusiones estuvieron en línea con unas estadísticas reportadas por separado la semana pasada por Maccabi, un proveedor de servicios de salud israelí que forma parte de varias organizaciones que están suministrando vacunas de refuerzo para tratar de frenar la variante Delta del coronavirus.

Desglosando estadísticas del Instituto Gertner de Israel y el Instituto KI, funcionarios del ministerio dijeron que entre las personas de 60 años y más, la protección de la infección ofrecida a partir de 10 días después de una tercera dosis era cuatro veces más alta que después de dos dosis.

Una tercera dosis para los mayores de 60 años ofrecía una protección de cinco a 6 veces mayor, después de 10 días con respecto a enfermedades serias y hospitalización.

Ese grupo etario es particularmente vulnerable al COVID-19 y en Israel fue el primero en ser inoculado cuando comenzó el impulso de la vacunación a fines de diciembre.

En semanas recientes, el ministerio de Salud ha dicho que la inmunidad ha disminuido con el paso del tiempo para los mayores y también los más jóvenes. La mayoría de los vacunados que se enfermaron seriamente en Israel eran mayores de 60 años y tenían condiciones de salud subyacentes.

Israel comenzó a inmunizar con la tercera dosis a los mayores de 40 años. Este último viernes se vacunó el primer ministro Naftali Bennett. Las autoridades sanitarias extendieron el rango de edad para recibir la inyección de refuerzo contra el nuevo coronavirus.

Los mayores de 40 años ya reciben -desde este viernes- la tercera dosis de la vacuna contra la enfermedad de COVID-19 en el país de Oriente Medio, que sigue ampliando la inyección de refuerzo y recomienda extenderla a toda la población.

El Gabinete de coronavirus aprobó ampliar la campaña que comenzó a finales de julio con los mayores de 60 años, e incluso el primer ministro, de 49 años, fue uno de los primeros en recibir la dosis para el rango de edad aprobado y que deben haber sido inoculados con la segunda hace más de cinco meses.

Una tercera dosis para los mayores de 60 años ofrecía una protección cinco a 6 veces mayor después de 10 días con respecto a enfermedades serias y hospitalización
“Llamo a todos los que cumplen con los requisitos que ha determinado el comité a vacunarse. Asumir la responsabilidad por la salud y el sustento de todos nosotros. Este no es el momento de jugarse la vida”, dijo Bennett tras aprobar la medida.

 

Más de 1,2 millones de israelíes han recibido la tercera inyección en el país, que afronta una cuarta ola de contagios debido a la variante delta y ha detectado más infecciones entre personas vacunadas, algo que algunos expertos vinculan a la disminución de anticuerpos.

Este último viernes volvió a acercarse a las 8.000 casos en 24 horas, cifras que el país no registraba desde febrero y tras haber contenido la pandemia y reducirla a apenas una decena de infecciones.

Cerca del 60% de la población, de unos 9,3 millones de habitantes, ha completado la pauta de las dos dosis y con la de refuerzo Israel pretende contener las hospitalizaciones y los casos graves.

Según los primeros estudios realizados por las aseguradoras sanitarias, el refuerzo aporta una efectividad del 86% en los mayores de 60 años, y las autoridades han detectado que el ascenso de casos graves se ha ralentizado desde que comenzara la campaña de la tercera dosis.

La cuarta ola de coronavirus ha llevado a Israel a reimponer restricciones que había levantado, como el certificado de vacunación para acceder a determinados espacios y la limitación de personas congregadas, incluido en centros comerciales.