El Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) reveló que la industria de los ultraprocesados en nuestro país representa entre el 16% y el 30% de la ingesta energética total

El consumo de alimentos ultraprocesados aumento 33.8% entre los mexicanos entre 2006 y 2022, según datos del Reporte de las Economías Regionales del Banco de México (Banxico).

En contraste, solamente avanzó 4.8% el consumo de alimentos no procesados, agregó el informe de Banxico.

El Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO) reveló que la industria de los ultraprocesados en nuestro país representa entre el 16% y el 30% de la ingesta energética total.

No obstante, señaló que algunos estudios sugieren que ciertos productos reformulados con menos azúcares y grasas no presentan el mismo nivel de riesgo.

Alimentos ultraprocesados afectan la salud cardiovascular

Un estudio realizado a más de 1 millón de participantes por más de 30 años, publicado en la revista The Lancet, y consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), revela que no todas las categorías de alimentos ultraprocesados se asocian con efectos negativos en la salud cardiovascular.

Dicha investigación precisa que reducir el contenido de sodio, grasas saturadas, azúcares añadidos y aditivos cosméticos no esenciales para la salud humana en el pan integral, los cereales fríos y algunos aperitivos salados puede mejorar los beneficios cardioprotectores de las vitaminas, los minerales y la fibra que se encuentran en algunos de estos productos.

Asimismo, se ha demostrado que la fortificación de algunos alimentos puede ofrecer beneficios significativos. Tal es el caso de bebidas lácteas fortificadas con probióticos; pan con hierro y zinc; bebidas isotónicas avanzadas para atletas, así como carbohidratos para lograr energía sostenida, y yogur fortificado con ácido fólico para embarazadas, con vitamina B9.

Por su parte, un documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre reformulación de productos alimenticios y bebidas para una dieta más saludable, refiere que son 111 países los que han adoptado políticas de reformulación y 75 naciones han establecido límites obligatorios o voluntarios para nutrientes críticos como grasas trans, azúcares y sodio.

Cabe señalar que los consumidores aceptan y compran productos reformulados, especialmente aquellos con menos sodio.