Redacción
Los habitantes y colaboradores de los Acuarios y Centros de Investigación y Conservación Michin Puebla y Guadalajara se declaran en condición de “supervivencia” en este 2020, por lo que apelan al corazón de los mexicanos para superar juntos la coyuntura y seguir adelante.
Y lo que sucede, es que los estragos que ha dejado la emergencia sanitaria en México han colocado en una situación de extrema emergencia a dichos centros de investigación y esparcimiento, pues a diferencia de otras instituciones y negocios, como cines, comercios o restaurantes que pudieron suspender operaciones y bajar gastos durante el confinamiento por el COVID19, en el caso de los acuarios simple y sencillamente no fue posible dejar de operar.
“Nosotros realmente no hemos podido cerrar operaciones a diferencia de otras empresas; digamos que cerrados, pero operando”, afirmó Rodrigo Álvarez, director de Operaciones de Acuarios Michin.
En ese sentido, el directivo explica que en cada acuario se necesita bombear 18 veces durante el día los dos millones de litros de agua que hay en los estantes, a lo cual se suma el tratamiento del líquido que es desechado y el traslado del agua de mar desde Veracruz (para el caso del acuario de Puebla) y desde Colima (para el de Guadalajara), lo que implica el pago ineludible de derechos y servicios como electricidad y diésel. Como ejemplo, cabe citar que en el estanque de los cocodrilos el agua tiene calefacción.
“Si el gobierno te pide que cierres un local, tú vas lo cierras, apagas la luz, apagas el aire acondicionado, sacas a la gente, pones un candado y te vas; en el tema de acuarios no puedes decirle ‘no te doy de comer hoy’ a los tiburones o apago las bombas porque sin las bombas no hay oxígeno y sin oxígeno se mueren todos los peces”, asegura Rodrigo Álvarez.
A los costos por electricidad, se suma la permanente alimentación de los más de 38 mil ejemplares de 300 especies que hay en ambos acuarios. Se estima que garantizar el bienestar (alimentación y condicionamiento), de tan sólo un tiburón al mes tiene un costo de hasta nueve mil pesos. El reto adquiere mayores dimensiones si se toma en cuenta que en los dos centros hay 25 tiburones y que de marzo a julio de este año los acuarios no tuvieron ingresos por la suspensión de visitantes.
Rodrigo Álvarez recordó que ante la dimensión que tomaba la propagación del COVID19 en Europa y Estados Unidos a inicios de este año, el Consejo Directivo de los acuarios implementó medidas preventivas para sortear “lo que comenzaba a proyectarse en México”. La estrategia financiera incluyó inyección de capitales de los inversionistas y contratación de créditos para sortear la caída total de los ingresos que se proyectó para un lapso de cinco meses.
La estrategia permitió que ambos centros de investigación y esparcimiento sobrevivieran durante el confinamiento, sin embargo, lo cierto es que el reinicio de actividades (el acuario de Guadalajara abrió sus puertas al público el tres de agosto, mientras que el de Puebla el sábado ocho), ha sido muy complejo: El flujo de visitantes no cubre ni siquiera el 25 por ciento de aforo permitido por las autoridades.
“Entendemos las reglas, pero la verdad es que no generamos los suficiente para cubrir los costos de operación”, reconoció Rodrigo Álvarez, quien destacó que ambos acuarios han trabajado de la mano con las autoridades de Puebla y Jalisco en la definición y certificación de las medidas de seguridad sanitarias tanto para los visitantes como para los trabajadores.
Ante ello, investigadores, trabajadores y directivos que laboran en ambos acuarios apelan “al corazón” de los mexicanos para apoyar con su visita a dichos centros de investigación, preservación y entretenimiento, para lo cual se han implementado las mayores medidas de seguridad sanitaria para ofrecer al público plena confianza durante su recorrido en las instalaciones y con ello ayudar a los acuarios a superar la crisis.
“La invitación es que vengan a visitarnos; que vengan a darse cuenta del gran trabajo de conservación, investigación y educación que realizamos; hoy México cuenta con acuarios de clase mundial y que en estos momentos necesitamos del apoyo de todos los mexicanos, para que empresas y ciudadanos podamos salir adelante; si esto sigue, muchas instituciones están en riesgo de desaparecer”, advirtió.
Rodrigo Álvarez dejó en claro que el apoyo a los Acuarios Michin no se limita a un tema de mantener un espacio de entretenimiento, pues se trata de centros de investigación, preservación y educación, y muestra de ello son las acciones que se han logrado en cuidado y reproducción de la nutria de agua de río mexicana y el ajolote, especies endémicas de México y que se encuentran en peligro de extinción.
Asimismo, recordó que los acuarios funcionan como espacios de resguardo y cuidado de especies rescatadas, como el caso de tiburones y rayas, para lo cual se requiere de personal altamente calificado.
El Acuario Michin Puebla, con 12 mil metros cuadrados de superficie, abrió sus puertas en diciembre del año pasado y actualmente recibe visitantes en un horario de lunes a domingo de 11 a 21 horas. En tanto, Michin Guadalajara, con 10 mil metros cuadrados e inaugurado en marzo de 2017, también abre todos los días pero en un horario de 11 a 19 horas.
Así las cosas, Rodrigo Álvarez, director de Operaciones de Acuarios Michin, confió en la sensibilidad de los mexicanos para sumar esfuerzos y garantizar el resguardo, investigación y protección de los 38 mil habitantes de los acuarios, más allá de procurar un centro de esparcimiento.
“Hoy me queda claro que, si hoy no cuidamos al ajolote, mis nietos no sabrán que es un ajolote mas que en los libros”, afirmó.