Por Juan Pablo Jiménez

 La pandemia por COVID-19 aceleró tendencias que ya estaban ocurriendo. La banca no fue la excepción. A pesar de que muchas instituciones financieras en Latinoamérica ya estaban digitalizando procesos que requerían de la presencia física, como la verificación de identidad o la firma gráfica (de puño y letra), la pandemia priorizó estas transformaciones.

El cambio en el comportamiento de los consumidores hacia las herramientas digitales y el incremento de delitos informáticos contra la infraestructura crítica, ponen de manifiesto la necesidad de que los bancos, tanto digitales como tradicionales, ofrezcan medidas de seguridad para proteger la identidad y los bienes de sus clientes. El crecimiento de la banca digital y de sus vulnerabilidades provocará cuatro tendencias en 2021.

Tendencia 1: La legislación de la tecnología financiera y de la banca digital modernizará la banca latinoamericana

Hay un llamado creciente en muchos países latinoamericanos (incluso dentro de los sectores de tecnología financiera y bancarios) para introducir leyes que regulen la industria de la banca digital. Indudablemente, estas medidas provocarán un cambio en la manera en la que funciona el sector. Por ejemplo, en 2018, México se convirtió en el primer país de la región en aprobar una ley para regular los servicios que prestan las entidades financieras a través de medios tecnológicos. Esta legislación, mejor conocida como Ley Fintech, contempla la regulación de pagos electrónicos, financiamiento colectivo, administración de activos virtuales y oferta de asesoría financiera a través de canales digitales. Adicionalmente, contempla sanciones a delitos como la suplantación de identidad.

La Ley Fintech pone a México a la vanguardia en materia de innovación financiera. Aunque la Unión Europea y el Reino Unido han promulgado leyes para el uso de plataformas bancarias abiertas, México es el primer país en la región en regular las Fintechs para resolver el reto de la inclusión financiera.

 Tendencia 2: Un incremento en los delitos informáticos pondrá a los consumidores y las instituciones financieras en alerta

La Interpol publicó un informe en agosto donde se detalla un pico en el delito informático durante la pandemia de COVID-19. Los ciberdelincuentes pasaron de tener como objetivo a individuos y pequeñas empresas a atacar a los gobiernos y a infraestructura crítica. Esto pone en mayor riesgo a las instituciones financieras. Los ciberataques de alto nivel contra instituciones financieras en México y otros países han puesto en evidencia las vulnerabilidades que se deben abordar para proteger los datos y los bienes.

Mientras las instituciones financieras trabajan para protegerse y proteger a sus clientes de los ciberataques, los criminales están utilizando técnicas cada vez más sofisticadas para obtener acceso a la información digital de valor. Se espera que los ataques de malware, ransomware, phishing y virus aumenten a medida que las empresas digitalicen sus operaciones. Tanto los individuos como las instituciones deberían estar informados acerca de las amenazas de los ciberdelincuentes y de las formas de prevenir los fraudes y los ataques.

Tendencia 3: Mejor protección para el consumidor a través de la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y la biometría

La digitalización de los servicios financieros dará lugar a una mayor confianza en los protocolos de ciberseguridad más nuevos y sofisticados, que ayudarán a que las instituciones financieras estén un paso adelante de los ciberdelincuentes. El sector está probando tecnologías como la inteligencia artificial, el aprendizaje automático y la biométrica para prevenir fraudes y garantizar la veracidad de la identidad, sin importar el comportamiento del usuario final.

Algunas de estas tecnologías, que ya están en funcionamiento en bancos, incluyen biometría de comportamiento sofisticada, el cual escanea documentos de identidad emitidos por gobiernos y luego solicita a los usuarios tomarse una foto para verificar su identidad. Estas técnicas de verificación biométrica dinámica usan el aprendizaje automático para identificar los patrones de interacción del usuario y crear un conjunto único de parámetros que confirman la identidad. Se pueden combinar con otros métodos de verificación biométrica como huellas digitales, identificación en persona o contraseñas (que dejarán de usarse con el tiempo debido a que se ponen en riesgo con facilidad). Las técnicas y estrategias de verificación digital como las firmas electrónicas están en crecimiento en la región, gracias a que ayudan a automatizar las transacciones y los procesos, tanto para las instituciones financieras como para sus clientes.

Tendencia 4: Los bancos y la tecnología se unirán para colaborar e innovar

Latinoamérica se ha convertido en un centro de actividad de banca abierta. Las tecnologías financieras están aprovechando las API para brindar plataformas que conecten bancos, empresas y consumidores. En Europa, por ejemplo, los bancos tradicionales están cosechando los beneficios de la banca abierta gracias a PSD2, una serie de directivas de la UE destinadas a nivelar las condiciones de los pagos, y a reforzar la seguridad y la protección del consumidor. Esto impulsará una mayor confianza con los clientes y seguridad en la autenticación y en la reducción de riesgos. Mediante estas nuevas asociaciones, los bancos y los proveedores de tecnologías tendrán acceso a mercados más grandes, mayores ingresos, una mejor experiencia con los clientes, y servicios nuevos e innovadores. Estas asociaciones se construyen sobre plataformas SaaS que ofrecen una funcionalidad importante y la seguridad para cumplir con los requisitos de conformidad. Permiten que los bancos se centren en el servicio a sus clientes, mientras que otros proveen la tecnología.

El crecimiento de la banca abierta hace que la sociedad entre la tecnología y los bancos sea aún más importante debido a la pandemia y al consiguiente cambio en los consumidores. La amplia experiencia de las instituciones financieras en la ciberseguridad les permitirá recibir este cambio con los brazos abiertos.

(*) Juan Pablo Jiménez es vicepresidente de Ventas para América Latina en OneSpan.