Redacción

Existen diversos factores que pueden aumentar el sebo facial; muchos de ellos, están fuera de nuestro control. Estrés, hormonas, contaminación ambiental y humedad, pueden provoca la aparición de imperfecciones.

Entre las dudas más comunes en torno al cuidado de la piel grasa se encuentran el cómo lavarla, con cuánta frecuencia se recomienda hacerlo y si el uso de protector solar altera nuestra piel. Además, una de las recomendaciones principales durante pandemia es no tocarse el rostro y si has seguido al pie de la letra esta indicación, probablemente has notado que te salen menos granitos, esto se debe a que la intensidad con la que nos frotamos lastiman nuestros poros.

Estadísticamente el 54% de las mujeres entre los 25 y los 58 años tienen problemas en la piel y si constantemente te estás exprimiendo los granitos, podrías provocarte manchas que tardarán hasta semanas en desaparecer. Pero ojo, si tienes piel grasa, debes saber que tienes una ventaja: es más resistente y envejece mejor.

¿Cómo evitar los granitos? Dermatólogos recomiendan seguir una serie de pasos para ayudar a que tu piel se vea más saludable y menos brillosa:

Limpieza profunda.

El rostro necesita una limpieza constante y profunda, ya que a lo largo del día se enfrenta a factores como polvo, partículas contaminantes y demás, que hacen que los poros se dilaten y se inflamen. Para evitarlo, debes lavar tu rostro mínimo dos veces al día: por la mañana y por la noche, de preferencia con productos que sean astringentes y que no tengan ácido salicílico.

La astringencia es una sensación de limpieza a la que todavía no estamos tan acostumbrados; sin embargo, cuando aparece, es porque tu piel realmente está eliminando todo lo que no necesita. Para tu limpieza profunda necesitarás 3 cosas: shampoo facial, loción facial y un exfoliante que uses dos veces por semana para eliminar las células muertas del rostro. Elige aquellos que sean libres de alcohol como los de Ash Natural que además tienen activos naturales.

Utiliza agua tibia para el rostro.

Al bañarte o lavarte el rostro, es importante que estés atento a la temperatura del agua, ya que si lo haces con agua muy caliente, tu piel se irritará e incrementarás el sebo facial, el agua fría tampoco es recomendable, los cambios bruscos de temperatura van a desestabilizar la barrera defensiva de la piel perdiendo humedad. Opta por agua tibia o a temperatura ambiente.

Olvídate de la crema, el suero es mucho mejor.

Aunque no lo creas, las pieles grasas necesitan hidratación extra; sin embargo, hay cremas que son muy pesadas, en lugar de beneficiar a tu piel, pueden acelerar la aparición de imperfecciones especialmente si tienen retinol. Opta por un suero que sea libre de aceites para evitar el aumento de sebo en tu piel y tener una sensación más ligera.

Desmaquíllate todas las noches.

Sabemos que por las noches puede ganarnos el sueño; sin embargo, el secreto de una piel bonita está en desmaquillarse religiosamente, incluso si no usas base. Puedes utilizar agua micelar, así evitarás que los poros se llenen de bacterias.

Hidratación.
Tu cuerpo es agua casi en su totalidad. Si no tomas suficiente agua – la que tu cuerpo te pida- sentirás tu piel reseca, te dolerá la cabeza e incluso podrías confundir la sed con hambre. Establece un nuevo hábito y toma agua todos los días, esto no solo beneficiará a tu rostro, notarás los cambios en tu piel, en tu cuerpo y tus órganos te lo agradecerán.

Con estos consejos podrás darle el cuidado que necesita tu piel y disminuir las manchas, marcas e imperfecciones que aparecen sin avisar.