Sin saberlo, podrías padecer el Síndrome de Indefensión Aprendida, el mismo que sufrió Lesvy Berlín Osorio, mujer de 22 años que fue encontrada muerta el 2 de mayo de 2017 en Ciudad Universitaria de la Ciudad de México.
El diagnóstico fue dado a conocer recientemente y forma parte de las conclusiones de la psicóloga especialista en feminicidios, Ximena Antillón, quien fue citada por el juez en el juicio oral de proceso que se sigue al novio de la occisa, Jorge Luis González, por feminicidio
¿Qué es el Síndrome de Indefensión Aprendida?
De acuerdo con el especialista y padre de esta teoría, Martin Seligman, la indefensión aprendida se refiere a la conducta de aceptación total y sumisa de una persona, ante los abusos y/o violencia que otra persona comete en su contra.
Es decir, la persona “aprende” a mantenerse quieta emocional y físicamente, ante las agresiones del otro, porque cree que es incapaz de defenderse, de huir o de cambiar ese escenario.
Síntomas del Síndrome
- Pérdida de capacidad cognitiva y emocional para buscar alternativas que acaben con la violencia en su contra.
- Sustituir la respuesta de defensa, por la sumisión.
- Aceptación de las agresiones, como parte del diario vivir.
- Pérdida paulatina de la capacidad de cuestionamiento hacia su agresor.
- Conducta cariñosa, amable y complaciente ante el agresor para manterlo “aplacado”.
- Incapacidad para diferenciar entre prudencia y riesgo de muerte.
- Episodios depresivos.
- Auto desvaloración de la víctima.
- Estrés y aislamiento.
¿Qué podría ocasionar el Síndrome?
- Abuso de estupefacientes y/o bebidas alcohólicas.
- Violencia en la infancia.
- Aislamiento social de la víctima y el victimario.
- Incapacidad mental.
- Mantenerse en un ciclo de abusos y violencia por parte de una o varias personas durante largo tiempo.
- Vínculos amistosos, de pareja y laborales disfuncionales.
¿Qué hacer?
- Trabajo terapéutico psicológico para fortalecer la autoestima, además de modificar la auto percepción cognitiva.
- Algunas veces será necesario trabajo multidisciplinario entre el psicólogo, el psiquiatra y otro especialista médico.
3. Si quien padece el síndrome es una persona cercana, no se debe aceptar su auto aislamiento, ya que podría estar en riesgo su vida. Es decir, aunque discretamente, mantenerse siempre cerca.
4. Conformar una red de “apoyo invisible” a favor de la persona que pudiera sufrir del síndrome. Ello implica, evitar que el agresor se dé cuenta de que hay personas cercanas a la víctima ante una emergencia.
5. De ser posible, dar aviso a las autoridades locales.