Por Aída Flores
Twitter: @missrespetos
Huixquilucan Estado de México. Son las 10:40 pm del sábado 26 de octubre de 2019 y la máquina del tiempo llamada The Claypool Lennon Delirium está a punto de zarpar con puntualidad inglesa.
Mientras tocan los primeros acordes, me pregunto cómo acabaron juntos. Sean Lennon había tenido una carrera más bien discreta hasta entonces. Claypool estaba consolidado como el virtuoso que es desde hace décadas. Todo empezó en 2015, cuando Lennon abrió el exitoso tour de Primus de aquel año. El legendario bajista estaba suficientemente impresionado con el retoño de John y Yoko como para proponerle hacer un disco de buen “old-school psychedelic/prog.”
“Definitivamente refleja su genética, no sólo la sensibilidad de su padre, sino también la perspectiva abstracta y el enfoque único de su madre”. Declaró Claypool.
Así nace The Claypool Lennon Delirium. Para su primera presentación en México, este par concebido en el cielo de la psicodelia, abrió con un cover de Pink Floyd y cerró con uno de los mismísimos Beatles.
Enmarcados en el imponente escenario del Festival Hipnosis, apoyados por visuales totalmente delirantes y el sonido más nítido que haya escuchado en un masivo, (si se hubiera caído un alfiler de la chaqueta de Lennon, se hubiera escuchado hasta la entrada, bien ahí, Festival Hipnosis) el virtuoso Claypool y el heredero de dos de las más impresionantes genéticas del siglo 20 (John y Yoko), hicieron gala de su propuesta única.
Tras iniciar con su cover de Astronomy Domine de Pink Floyd, incluido en el EP que grabaron en 2017, Lime and Lipid Green, siguieron con Little Fishes de su más reciente producción South of Reality, y puede que fuera mi imaginación, pero creo que al inicio de esa rola metieron algunos sampleos de Bosque Noruego de The Beatles. La voz de Sean es tan parecida a la de su padre que seguramente es lo más cerca que podemos estar de escuchar cantar a John Lennon en vivo.
Como tercer número eligieron la fábula del Grillo y el genio de las drogas de prescripción, Cricket and the Genie (Movement I, The Delirium) de su primer disco Monolite of Phobos. Al terminar las frenéticas progresiones de esta rola, Sean saludó con un desparpajado “¿Qué onda, carnales?, ¡qué chingón estar en México”, e inmediatamente después se siguieron con los acordes de Blood And Rockets: Movement I, Saga Of Jack Parsons – Movement II, Too The Moon, también del South of Reality.
– “How high does your rocket fly?”, cantaba Lennon. Una buena pregunta para la audiencia, pues el olor a mota estaba espesísimo,
Pero más espeso aún era el bajo de Claypool, con la delirante velocidad y virtuosismo que lo caracteriza. Al finalizar, Claypool tomó el mic para preguntar a la audiencia: “What the hell it´s going on here?” A lo que la banda respondió con los típicos gritos desaforados. Les continuó: “I´ve said it before and I´ll say it again: Three years of spanish in the highschool for me, all I know how to say is ¿Dónde está la biblioteca?, We are the The Claypool Lennon Delirium and we are here to entertain the shit out of you!, I´m going to sing a song about my father” fue la introducción para la vertiginosa South of Reality, esta vez entonada por el mismo Claypool, como era obvio.
La bellísima rendition de Court of the King Crimson entró inmediatamente después para endulzar por unos momentos la noche y llevarnos navegando directamente a 1969. Siguió la ácida Breathe of a Salesman de su primera producción, en la que Claypool dio cátedra no sólo en el bajo y las voces, sino en la presencia escénica, y Lennon se aventó un solo que habría hecho a su padre llorar de orgullo. Easily charmed by fools puso a todos a bailar.
Una vez más, Sean y Les se dirigieron a la audiencia: LENNON: “What a great night, thanks for having us”. LES: “I did something unusual for me last night, we went to some place and had a meal: guacamole and crickets”, fue la gastronómica intro para la fábula del Grillo y el genio de las drogas de prescripción, Cricket and the Genie (Movement I, The Delirium) de su primer disco.
Al finalizar, el momento cumbre de la noche: Lennon homenajeando a Lennon, Claypool pagando tributo al momento en que la psicodelia estaba en su punto más alto: Tomorrow never Knows, para conmovernos hasta el tuétano y después salir del escenario sin siquiera esperar un aplauso.
Han pasado un par de días y aún estoy en shock. Después de verlos no estoy segura de que la música vaya avanzando hacia adelante, de que la música de hoy sea mejor que la se hacía en la época de la psicodelia. A lo mejor el futuro de la música está más en el pasado, que en el paupérrimo ry muy comercial presente, a lo mejor esa máquina del tiempo me llevó no al pasado como pensé al principio, si no al futuro de la música.