Redacción
“Por increíble que parezca”, en pleno siglo XXI el gobierno quiere regresar al país a la época de El Negro Durazo, donde la tortura, el espionaje y la detención arbitraria eran la regla cotidiana, acusó el vocero del Partido Acción Nacional (PAN), Fernando Herrera Ávila.
En ese sentido, afirmó que aún y cuando se pospuso su presentación para febrero próximo, apuntó, la reforma judicial que el gobierno pretende “es congruente con su obsesión por el pasado, por aquella época anterior al gobierno de Carlos Salinas de Gortari, cuando, según el presidente, nació el neoliberalismo”.
Herrera Ávila dijo que el gobierno tiene extraviada la brújula moral en materia de justicia y derechos humanos. “Esta reforma, agregó, explica por qué el presidente se apoderó primero de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, imponiendo en ella a una seguidora y fanática” dispuesta a obedecerlo en todo.
“La nueva élite del poder -explicó-, pretende crear un Estado policial donde las declaraciones arrancadas bajo tortura sean válidas ante un juez, como ocurría en esa añorado periodo histórico de López Portillo, donde el Ministerio Público podía dictar prisión preventiva, sustituyendo a los jueces”.
El vocero panista señaló que la iniciativa gubernamental es una barbaridad pero va en línea con otras barbaridades ya cometidas, como hacer a un lado el Estado de derecho y declarar el fin de la guerra al narcotráfico, dejar de decomisar drogas o equiparar facturas falsas y subcontratación de empleos con crimen organizado.
Herrera Ávila subrayó: “Como no puede con los verdaderos enemigos del país, como no puede contra los cárteles del narcotráfico, el gobierno se lanza contra el pequeño contribuyente y el pequeño empresario; como piensa que los narcos son parte del pueblo, busca delitos entre la gente que trabaja y paga impuestos”
Lo más grave es que, concluyó, todas esas medidas podrían ser parte de una estrategia para construir una dictadura pues bastaría aplicarlas contra sus adversarios políticos para garantizar que el Partido Morena y el propio presidente se queden en el poder más allá de 2024.